Las pirámides americanas fueron construcciones monumentales levantadas por diversas culturas precolombinas con propósitos religiosos, funerarios, políticos y astronómicos. A diferencia de las pirámides egipcias (principalmente tumbas reales), las pirámides en América solían servir de bases para templos y ceremonias, a menudo formando el centro de ciudades sagradas. A continuación, se presenta un informe detallado organizado por regiones – América del Norte, Mesoamérica, Caribe, Altiplano, Andes y Resto de América del Sur – incluyendo las principales culturas constructoras, cronología, ejemplos clave con coordenadas geográficas, fines, técnicas constructivas y enigmas asociados.
América del Norte (al norte de Mesoamérica)
Culturas y cronología: En Norteamérica, las pirámides adoptaron principalmente la forma de montículos piramidales de tierra construidos por sociedades nativas. Las primeras evidencias datan del período arcaico tardío: Watson Brake en Luisiana (~3500 a.C.) es el complejo de montículos más antiguo conocido (anterior incluso a las pirámides de Egipto). Siglos más tarde, la cultura de Poverty Point (Luisiana, ~1700-1100 a.C.) erigió enormes terraplenes semicirculares y un gran montículo piramidal plano, hazañas de construcción que no serían superadas en la región hasta 2.000 años después. Tras un intervalo donde se desarrollaron montículos ceremoniales más pequeños (culturas Adena y Hopewell, 1000 a.C.–500 d.C.), surgió la cultura misisipiana (800-1500 d.C.), responsable de los mayores centros piramidales al norte de México. Su época de florecimiento (siglos X–XIII d.C.) vio la construcción de decenas de montículos monumentales de base rectangular y cima plana, usados como basamentos para templos y residencias de la élite.
Ejemplos principales: En la siguiente tabla se resumen algunos sitios clave de Norteamérica con pirámides de tierra, sus coordenadas, cronología y características:
Sitio (Cultura) | Ubicación (Coordenadas) | Período / Fecha | Características destacadas (función) |
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Watson Brake (arcaica) | Luisiana, EE. UU.<br/>(32°31′N, 91°49′O) | ~3500 a.C. | 11 montículos conectados por crestas; complejo más antiguo de Norteamérica. Función incierta (no funerario), construido por cazadores-recolectores. |
Poverty Point (arcaica tardía) | Luisiana, EE. UU.<br/>(32°38′12″N, 91°24′41″O) | ~1700-1100 a.C. | Conjunto de seis calzadas y arcos concéntricos con una gran pirámide trunca central. Usos residenciales, comerciales y ceremoniales; plaza central con un calendario solar de postesworldhistory.org. Montículo principal (Mound A) erigido en pocos meses, muestra notable organización laboral. |
Cahokia – Túmulo del Monje (misisipiana) | Illinois, EE. UU.<br/>(38°39′14″N, 90°03′52″O) | 1050-1200 d.C. aprox. | Pirámide de tierra más grande de América (Monks Mound), base 316×241 m, altura 30 m. Sirvió de plataforma para un gran templo o palacio. Orientada al sur y asociada a plazas ceremoniales y a un círculo de postes astronómico (Woodhenge) para marcar solsticios y equinoccios. |
Figura: El Túmulo del Monje en Cahokia (Illinois), una pirámide de tierra de cuatro terrazas y 30 m de altura. Su base (236×290 m) es comparable en tamaño a la de la Gran Pirámide de Giza.
Fines y propósitos: Las pirámides norteñas eran plataformas ceremoniales truncadas, generalmente coronadas por estructuras de madera y tejados de paja donde residían jefes o sacerdotes y se realizaban rituales. En Cahokia, por ejemplo, la cima del Túmulo del Monje albergaba un edificio de 30×14 m (posible templo o casa del gobernante). A diferencia de Mesoamérica, no se han hallado tumbas reales dentro de las pirámides principales; sin embargo, algunas servían para entierros rituales secundarios en montículos adyacentes (e.g., en Cahokia, el Montículo 72 contenía entierros humanos de élite junto con ofrendas). En general, estas plataformas elevadas delimitaban el espacio sagrado y simbolizaban el poder teocrático de las sociedades de jefatura.
Técnicas constructivas: Se emplearon métodos rudimentarios pero eficientes. Las pirámides de tierra se erigieron a mano, acarreando canastas de arcilla, tierra y barro desde canteras o campos cercanos. Los constructores compactaban capa por capa, creando terrazas escalonadas. En Poverty Point, por ejemplo, se movieron ~750.000 m³ de tierra para conformar sus calzadas y montículos. A pesar de no usar piedra ni mortero, alcanzaron notable solidez y precisión geométrica (en Poverty Point, las seis arcurías concéntricas mantienen alineación simétrica, reconocida solo al ser vista desde el aire). En Cahokia, el Túmulo del Monje tiene un volumen de ~623.000 m³ y evidencia de ampliaciones planificadas; sus lados están orientados con precisión cardinal (eje norte-sur desviado solo ligeramente hacia el oeste) y la base fue nivelada en 8 ha para formar la Gran Plaza. En la cima y en la base se instalaron postes de madera alineados astronómicamente (Woodhenge) para observaciones solares, demostrando conocimientos calendáricos avanzados.
Enigmas y misterios: Varios aspectos siguen intrigando a los investigadores. Uno es la escala de organización social necesaria: ¿cómo lograron sociedades preindustriales movilizar a miles de trabajadores para obras masivas sin evidencias de escritura ni rueda? Cahokia pudo albergar 10–20 mil habitantes en su apogeo (1050-1150 d.C.)whc.unesco.org, requiriendo un poder central fuerte para coordinar la construcción en una única etapa de su gran pirámide. Otro enigma son las alineaciones astronómicas: el Woodhenge de Cahokia estaba calibrado para señalar equinoccios y solsticios con absoluta regularidad durante más de 300 años. Igualmente, la orientación de algunos montículos sugiere intencionalidad cosmológica. Por ejemplo, el Montículo 72 de Cahokia contenía sacrificios posiblemente asociados a constelaciones (un hombre enterrado sobre miles de cuentas dispuestas en forma de halcón celeste). Finalmente, destaca la ausencia de herramientas metálicas: todos estos movimientos de tierra y precisos alineamientos se lograron con instrumentos de madera, hueso y piedra, lo que muchos consideran un “logro de ingeniería invisible”. Las leyendas posteriores interpretaban algunas de estas estructuras como obra de gigantes o pueblos misteriosos – cuando los primeros europeos llegaron, las naciones indígenas locales habían olvidado la autoría de los montículos, atribuyéndolos a antepasados míticos.
Mesoamérica (México y Centroamérica)
Culturas y cronología: Mesoamérica exhibe la tradición piramidal más rica y diversa del continente. Numerosas civilizaciones construyeron pirámides escalonadas de piedra o adobe con función de templos elevados. La cronología inicia en el Preclásico (desde ~1200 a.C.) con culturas como la olmeca, zapoteca y primeras mayas. Los olmecas erigieron quizás la pirámide más temprana de la región: la Gran Pirámide de La Venta (Tabasco, ca. 900 a.C.), un enorme montículo de tierra de base circular y ~30 m de alto que simbolizaba una montaña sagrada. Hacia 500-200 a.C., en el Valle de México surgieron pirámides como la de Cuicuilco (única pirámide redonda mesoamericana, 1100-100 a.C.) y los primeros basamentos de Monte Albán (Zapotecas). Durante el Clásico (200-900 d.C.) se alcanzó el apogeo: la gran ciudad de Teotihuacán (Altiplano central) construyó la Pirámide del Sol (hacia 100 d.C.) y la Pirámide de la Luna, mientras la civilización maya erigió incontables pirámides en ciudades como Tikal (Guatemala), Calakmul, Palenque y Copán. En el Posclásico (900-1521 d.C.), se continuó este legado: los toltecas en Tula, los mixtecas y purépechas en sus regiones, y especialmente los aztecas en el Valle de México, cuyos templos mayores en Tenochtitlan eran pirámides gemelas dedicadas a Huitzilopochtli y Tláloc. El lapso de construcción mesoamericano abarca más de dos milenios, desde las pirámides iniciales preclásicas hasta las últimas estructuras aztecas inmediatamente antes de la conquista española.
Ejemplos principales: A continuación se listan algunas de las pirámides más notables de Mesoamérica, con coordenadas y detalles:
Sitio / Pirámide (Cultura) | Ubicación (Coordenadas) | Período (aprox.) | Notas distintivas (propósito y datos) |
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Teotihuacán – Pirámide del Sol (Teotihuacana) | Valle de México, México<br/>(19°41′33″N, 98°50′38″O) | 1-150 d.C. (Clásico Temprano) | Templo principal de Teotihuacán. Base cuadrada de 225 m por lado, altura ~65 m. Construida en una sola etapa durante la fase Tzacualli (esfuerzo indicativo de gran organización estatal). Dedicación debatida: denominada “Encierro del Sol” (tonatiuh itzacual) por los aztecas, aunque ofrendas de niños en esquinas sugieren culto al dios de la lluvia. Rodeada de una plataforma y canal que la representan como montaña sagrada contenedora de agua, simbolizando fertilidad. |
Chichén Itzá – Pirámide de Kukulkán (Maya-Yucateca) | Yucatán, México<br/>(20°40′59″N, 88°34′07″O) | 800-1100 d.C. (Posclásico) | También llamada El Castillo. Pirámide de 9 niveles dedicada al dios Kukulkán (serpiente emplumada). Diseño calendárico: cada cara tiene 91 escalones; sumados los cuatro lados más la plataforma superior = 365 días. En los equinoccios de primavera y otoño, el juego de luces y sombras en su balaustrada norte crea la ilusión de una serpiente descendiendo la escalera – un efecto astronómico-mitológico de extrema precisión milimétrica. Sirvió como templo ceremonial y probablemente marcador estacional. |
Gran Pirámide de Cholula (Cholulteca) | Puebla, México<br/>(19°03′27″N, 98°18′07″O) | 300 a.C. – 900 d.C. (Preclásico–Clásico) | La pirámide de mayor volumen del mundo: ~4.5 millones m³ (dobla al volumen de Keops), base de 450×450 m y altura ~66 m. Construida en múltiples etapas superpuestas (al menos seis ampliaciones), lo que resultó en un núcleo compuesto. Dedicada a Quetzalcóatl y Tláloc (deidades de la lluvia y fertilidad). Función ceremonial continua; su cima albergaba templos. Actualmente cubierta por un cerro natural con una iglesia colonial en la cima. |
Tikal – Templo del Gran Jaguar (Maya) | Petén, Guatemala<br/>(17°13′18″N, 89°37′21″O) | 700 d.C. aprox. (Clásico Tardío) | Pirámide funeraria-templo del rey Jasaw Chan K’awiil I. Altura ~47 m. Consta de una escalera empinada que conduce a un templo en la cumbre. Uso funerario: en su interior se encontró la tumba del rey con ricas ofrendas. Origen astronómico: su orientación junto con otras pirámides de Tikal conforma alineamientos para observar solsticios. Representa el poder divino del gobernante y servía como escenario ritual para ceremonias públicas en la Gran Plaza. |
Figura: Pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá (Yucatán, México). En cada equinoccio, la luz solar proyecta triángulos de sombra que semejan el cuerpo de una serpiente descendiendo por la escalera norte, reflejando los avanzados conocimientos astronómicos mayas.
Fines y propósitos: Las pirámides mesoamericanas tenían primordialmente un fin religioso-ceremonial y de legitimación política. Funcionaban como basamentos para templos en la cúspide, donde sólo la élite sacerdotal o los gobernantes accedían durante rituales (sacrificios, ofrendas, observaciones astrales). Eran concebidas como montañas sagradas: en la cosmovisión mesoamericana, las alturas conectaban el inframundo con el cielo. Muchas pirámides alojan enterramientos de personajes importantes (ej. la Pirámide de las Inscripciones en Palenque contiene la tumba del rey Pakal). Otras conmemoraban deidades específicas: por ejemplo, la Pirámide de la Luna en Teotihuacán estaba alineada con el Cerro Gordo tras ella, reforzando la idea de montaña divina, y se asocia al culto de la Gran Diosa de la fertilidad. En los centros aztecas, cada nueva coronación o cambio de ciclo de 52 años implicaba ampliar o construir una pirámide encima de la existente (ej. el Templo Mayor de Tenochtitlan fue reconstruido siete veces), para incrementar el prestigio del gobernante y materializar el renacer del cosmos. También servían de escenario a rituales públicos: las amplias escalinatas y plazas delanteras permitían que la población presenciara ceremonias (eclipses, equinoccios, sacrificios dedicados a la lluvia, etc.). En algunos casos, las pirámides mesoamericanas fungieron además como observatorios astronómicos: El Castillo de Chichén Itzá es un calendario tridimensional; en Uxmal, la Pirámide del Adivino está orientada hacia Venus; en Teotihuacán, varios edificios fueron orientados 15.5° al norte del este, probablemente para señalar la salida del Sol el 11 de agosto (fecha del zenit solar).
Técnicas constructivas: Los constructores mesoamericanos dominaron la mampostería en piedra, el estuco y el adobe. Emplearon plataformas superpuestas: elevaban un núcleo de relleno (piedras, tierra) revestido con taludes de bloques tallados o ladrillos de adobe, en sucesivos cuerpos decrecientes (pirámides escalonadas). La técnica del talud-tablero (franja vertical sobre talud inclinado) se difundió desde Teotihuacán a muchas regiones. No conocieron el arco verdadero, pero sí desarrollaron la bóveda falsa con saledizos (ej. cámaras interiores de Palenque). Usaban herramientas líticas (no metálicas) para tallar la piedra caliza, basalto o toba. La mano de obra provenía de amplias capas de la sociedad, probablemente organizadas en grupos familiares o barrios encargados de secciones del monumento. Muchas pirámides revelan fases constructivas múltiples: por ejemplo, la Gran Pirámide de Cholula creció mediante la adición de capas exteriores – cuatro millones y medio de metros cúbicos de adobe colocados a lo largo de seis siglos. En Teotihuacán, sorprende que la Pirámide del Sol, de 65 m de alto y 225 m de base, se erigiera integralmente en una sola fase de pocas décadas; esto implicó mover y colocar unos 1 millón de m³ de material. La calidad ingenieril se aprecia en detalles como el recubrimiento de estuco pintado (muchas pirámides estuvieron estucadas en rojo brillante) y en la integración de sistemas internos: canales de drenaje ocultos para evitar inundaciones (la Pirámide del Sol y otras tienen ductos subterráneos para desaguar las lluvias). También incorporaron elementos simbólicos, como inserción de ofrendas fundacionales bajo los cimientos (más de 7 entierros dedicatorios bajo la Pirámide del Sol, asociados a los rumbos cósmicos).
Enigmas y misterios: Mesoamérica presenta quizá los mayores enigmas en cuanto a alineación y simbología astronómica. Un caso célebre es el ya descrito fenómeno de la serpiente de luz en Chichén Itzá, que revela un conocimiento exacto de los movimientos solares. En Teotihuacán, la orientación de la ciudad (15.5° desviada del norte) parece responder a alineamientos con la salida del Sol en fechas significativas y también con la constelación de las Pléyades, indicando una planificación astronómica urbana aún bajo estudio. Otro misterio es la identidad de los constructores de Teotihuacán: la ciudad carece de inscripciones dinásticas, por lo que los nombres originales de sus pirámides y sus soberanos son desconocidos; esto ha llevado a llamarla la “Ciudad de los dioses” (nombre dado por aztecas siglos después). Asimismo, destacan las acústicas especiales de algunos sitios: en la plaza frente a la Pirámide de Kukulkán, un aplauso devuelve un eco que imita el canto del quetzal, fenómeno posiblemente intencional. En Palenque, la ajedrezada Pirámide de las Inscripciones ocultó por siglos la tumba de Pakal en lo profundo – el descubrimiento de esta cripta en 1952 fue inesperado, abriendo la posibilidad de que otras pirámides mesoamericanas aún guarden secretos. Por último, existe la cuestión de cómo lograron precisiones arquitectónicas sin herramientas modernas: las uniones de grandes bloques en pirámides como las de Copán o Tula son tan exactas que una hoja de papel no cabe entre ellas. Aunque hay explicaciones plausibles (uso de cuerdas, nivel de agua, observaciones a simple vista), no deja de “sorprender que a diferencia de otros edificios… la Pirámide del Sol fue construida en una sola etapa” de manera perfecta, lo que algunos atribuyen a un grado de conocimiento organizativo y astronómico excepcional.
Caribe
Culturas y cronología: A diferencia de Mesoamérica y los Andes, las culturas indígenas del Caribe insular (taínos, siboneyes, caribes) no desarrollaron pirámides monumentales conocidas. Las Antillas Mayores (Cuba, La Española, Puerto Rico) albergaban sociedades agrícolas-jefaturas en los siglos precolombinos (1200-1500 d.C. para los taínos), pero su arquitectura ceremonial se basó en plazas para el juego de pelota (bateyes) y en montículos bajos o plataformas naturales, más que en estructuras piramidales artificiales. Sitios ceremoniales taínos, como Caguana (Puerto Rico) o La Aleta (Rep. Dominicana), incluyen plazas con monolitos, petroglifos y caminos, pero ninguna construcción piramidal de gran altura. Las construcciones residenciales eran bohíos circulares de madera y palma sobre terrenos nivelados; en algunos casos se han detectado elevaciones artificiales de tierra para templos o casas de caciques, pero de escala muy modesta (apenas metros de altura). En resumen, no hubo tradición piramidal en las islas del Caribe similar a la continental.
Enigmas asociados: Paradójicamente, una de las historias más intrigantes relacionadas con “pirámides” en el Caribe proviene no de la superficie, sino del fondo del mar. En 2001, un equipo científico reportó el hallazgo de posibles estructuras sumergidas en la costa occidental de Cuba, cerca de la Península de Guanahacabibes (Mar Caribe). A unos 600 m de profundidad, sondas de sonar detectaron formaciones simétricas que incluían formas piramidales, bloques rectangulares y trazas de lo que podría ser una ciudad bajo el aguaes.gizmodo.com. Algunas supuestas pirámides medirían hasta 400 m de largo por 40 m de alto, dimensiones colosales comparables a grandes pirámides antiguas. Además, se obtuvieron imágenes con vehículos subacuáticos mostrando bloques de piedra tallada y alineados con aparente orden geométrico, lo que sugiere origen artificial. Sorprendentemente, análisis preliminares indicaron que las estructuras podrían tener más de 6.000 años de antigüedad, anteriores tanto a las pirámides egipcias como a cualquier resto conocido en América. Este dato desató especulaciones sobre civilizaciones perdidas: desde evocaciones del mito de la Atlántida hasta la hipótesis de un antiguo puente terrestre Yucatán-Cuba que se habría hundido tras la última glaciación. Geólogos cubanos señalan que durante el Último Máximo Glacial el nivel del mar era mucho más bajo, de modo que áreas hoy sumergidas estuvieron en superficie; sin embargo, queda la incógnita de cómo estructuras tan bien conservadas podrían pertenecer a un cataclismo prehistórico.
Hasta la fecha, este descubrimiento sigue siendo un misterio sin resolver. No se han realizado expediciones exhaustivas por el costo y complejidad técnica de explorar a tales profundidades. Los pocos científicos implicados (e.g. el geólogo Iturralde-Vinent) han declarado que “podría tratarse de los restos de una civilización perdida que nadie ha registrado”, pero sin evidencias definitivas las teorías permanecen en el terreno de la especulación. En el imaginario popular, las “pirámides sumergidas de Cuba” alimentan mitos: una ciudad megalítica hundida, potencialmente la más antigua de América, cubierta por las aguas hace milenios. Este caso ilustra cómo, incluso en una región donde no hubo pirámides terrestres, la idea de pirámides antiguas sigue despertando fascinación. Por ahora, en las islas caribeñas las verdaderas “pirámides” reconocidas son las montañas cónicas naturales cubiertas de selva, o las colinas artificiales de conchas (concheros) dejadas por pueblos pre-agrícolas, pero ninguna construcción piramidal monumental ha sido verificada arqueológicamente. El legado arquitectónico antillano se distingue más por sus cuevas con arte rupestre (consideradas portales al inframundo) y por sus plazas ceremoniales alineadas con astros (algunas plazas circulares taínas parecen orientadas a solsticios), evidenciando que, aunque no levantaron pirámides, los antiguos caribeños compartían la impronta astronómica panamericana.
Altiplano (Andes Centrales Altiplánicos)
Culturas y cronología: En la meseta altoandina de Bolivia y el sur de Perú, a más de 3.800 metros de altura, se desarrollaron civilizaciones preincaicas que construyeron grandes plataformas piramidales de piedra y tierra. La principal cultura del Altiplano fue Tiwanaku (Tiahuanaco), que floreció ca. 300-1000 d.C. en la cuenca del Lago Titicaca. Tiwanaku erigió algunos de los monumentos piramidales más notables de Sudamérica andina. Antes de Tiwanaku, culturas formativas locales como Pukara (500 a.C.–200 d.C., en Puno, Perú) ya construían centros ceremoniales con montículos terraplenados y plazas hundidas, preludiando el urbanismo altiplánico. Tras el colapso de Tiwanaku (~1000 d.C.), el Altiplano mantuvo importancia simbólica: los incas, hacia el siglo XV, veneraron las ruinas tiwanakotas y usaron algunas de sus estructuras (e.g. la pirámide de Akapana) como referentes sagrados. En términos cronológicos, las construcciones piramidales del Altiplano se enmarcan principalmente entre 200 a.C. y 1000 d.C., con Tiwanaku como cúspide. Después, el Imperio Inca (S. XV-XVI) no edificó pirámides en esta zona, aunque sí plataformas ceremoniales llamadas ushnu.
Ejemplos principales: Destacan dos complejos piramidales de Tiwanaku, presentados a continuación:
Sitio / Estructura | Ubicación (Coordenadas) | Período | Detalles y propósitos principales |
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Tiwanaku – Pirámide de Akapana | Altiplano de Bolivia<br/>(16°33′S, 68°40′O) | 300-750 d.C. aprox. | Estructura principal de Tiwanaku, una pirámide escalonada de 7 niveles construida con núcleo de tierra y muros de piedra labradamapaymochila.es. Base aprox. 210×210 m, altura original ~18 m. Posee un avanzado sistema de drenaje interno: canales líticos subterráneos que evitaban inundaciones, todavía funcionales. En la cima había un templo con planta de cruz andina y probablemente una cubeta de agua usada para observar el reflejo de las estrellas (espejo celeste). Dedicada al culto de la deidad mayor (posiblemente el Dios de los Báculos, representado en la Puerta del Sol). Servía como santuario ceremonial y residencia de altos sacerdotes; hallazgos de ofrendas y contextos rituales abundan en su base y cima. |
Tiwanaku – Complejo Pumapunku | Altiplano de Bolivia<br/>(16°33′S, 68°41′O) | 500-900 d.C. aprox. | Plataforma piramidal menor (4 niveles) adyacente a Akapana, célebre por sus megalitos finamente tallados. Sus bloques de andesita encajan con precisión milimétrica, presentando ranuras y engranajes de función aún debatida (posible acoplamiento estructural o simbólico). Pumapunku podría haber sido un templo de acceso ritual, quizá inacabado. Es famoso por el misterio tecnológico que supone: los tiwanakotas lograron cortes y perforaciones en piedra dura con una exactitud tal que a muchos asombra que se lograra sin metal (lo que ha dado pie a teorías pseudocientíficas). Cumplía un rol ceremonial vinculado a Akapana; algunos investigadores lo interpretan como la “Puerta al mundo subterráneo”. |
Fines y propósitos: Las pirámides altiplánicas tuvieron un marcado carácter ceremonial y cosmológico. En Tiwanaku, Akapana parece haber simbolizado la “montaña centro del mundo” – un axis mundi donde se conectaban cielo, tierra y inframundo. Su cumbre plana con templetes indicaría que allí se recreaban rituales de fertilidad agrícola: se han encontrado en la cima contextos de libaciones líquidas (posiblemente chicha vertida en conductos para “alimentar” a la tierra). De hecho, ushnu en quechua designa un trono o altar elevado; los incas reutilizaron Akapana y Pumapunku como ushnus regionales durante sus ceremonias de dominio imperial. La Pirámide de Akapana habría estado dedicada a la deidad suprema de Tiwanaku, asociada con la lluvia y la fertilidad (el Dios de los Báculos), y según interpretaciones albergaba dos linajes sacerdotales (de simbolismos puma y cóndor) que regían lo espiritual. Así, su función fue templo estatal y escenario de ritos estacionales (se han hallado restos de llama sacrificada y ofrendas en sus esquinas). Pumapunku, por su parte, parece un portal ceremonial: estaba alineado para enmarcar la visión del horizonte y posiblemente ciertas estrellas. En general, estas pirámides altiplánicas servían de plataformas donde se efectuaban sacrificios (humanos y camélidos) y observaciones astronómicas – evidenciando esto último, las estructuras de Tiwanaku están cuidadosamente orientadas a los solsticios. Por ejemplo, el Templo de Kalasasaya (plataforma adyacente, no piramidal pero vinculada) está orientado de modo que en el equinoccio el Sol nace exactamente por la puerta central del recinto, un fenómeno calculado con extremo rigor.
Técnicas constructivas: A ~3.800 m de altitud, los tiwanakotas desarrollaron una ingeniería adaptada: combinaron el apisonamiento de tierra con la cantería en piedra de alta calidad. Akapana se edificó con siete terrazas rellenadas de arcilla y grava, cada nivel sostenido por muros de sillares de arenisca perfectamente encajados. Su perímetro (800 m) estaba rodeado de un sistema de drenaje de canaletas talladas en bloque, tan bien diseñadas que aún hoy funcionan. Las esquinas se reforzaron con grandes bloques. En Pumapunku se aprecia el uso de grapas de cobre para anclar bloques (se han encontrado ranuras con restos de estas abrazaderas metálicas), demostrando conocimiento de la metalurgia para la arquitectura. La precisión alcanzada en la labra de piedra es asombrosa: los bloques en H y otras formas de Pumapunku tienen ángulos rectos casi perfectos y orificios perforados uniformemente, lo que ha generado debates sobre las técnicas empleadas (¿quizá usaron cinceles de bronce con martillos de piedra y abrasivos de arena? No hay consenso absoluto). Lo cierto es que la verticalidad y el pulido de los muros tiwanakotas superan incluso la calidad de construcciones incas posteriores – entre las junturas de sus piedras no cabe una hoja de papel. Se cree que los tiwanakotas emplearon cuerdas, planos inclinados y mucha mano de obra comunitaria (ayni), movilizada desde distintas regiones de su Estado, para transportar megalitos de varias decenas de toneladas desde canteras a más de 10 km (por ejemplo, los bloques de andesita de Pumapunku provenían de la península de Copacabana, cruzando el lago). La logística implicó balsas de totora y trineos sobre rodillos, según teorías experimentales.
Enigmas y misterios: Tiwanaku ha alimentado numerosas incógnitas. Sus ruinas fascinaron a exploradores tempranos al punto de sugerir orígenes atlantes o extraterrestres (ideas descartadas científicamente, pero que denotan lo enigmático de su factura). Pumapunku, en particular, es centro de teorías seudocientíficas: ¿cómo pudieron cortarse esas piedras con tal precisión sin herramientas modernas? Si bien la arqueología ha demostrado el uso de aleaciones de cobre arsenical y métodos abrasivos, aún se realizan estudios reproduciendo esas técnicas para entender la perfección lograda. Otro misterio es la abrupta cobertura de Akapana: evidencias geológicas indican que la pirámide fue enterrada artificialmente con sedimento y piedras tras el colapso de Tiwanaku, quizás para proteger este lugar sagrado antes del abandono (o por órdenes del Inca tras conquistar la zona en el s. XV). Paradójicamente, dicha “cápsula del tiempo” no impidió su expolio: en el siglo XIX, Akapana fue canibalizada como cantera para lastre de ferrocarril, destruyendo su parte superior. Esto dificulta responder a otro enigma: ¿qué exactamente había en su cúspide? Algunos sugieren un templo semisubterráneo con un estanque reflectante de las estrellas, lo que conectaría con la cosmovisión de observar el cielo en el agua (como hacían también en las láminas de agua de Machu Picchu, siglos más tarde). Además, la concepción dual de Tiwanaku (pumas vs cóndores, mitades sociales) sugiere que las pirámides podían estar asociadas a división social: ¿acaso Akapana tenía “dos cimas” rituales, una para cada moiety? Las excavaciones de los años 2000 empiezan a clarificar esto, pero muchas preguntas persisten. Por último, está la precisión astronómica: las esquinas de Akapana se alinean con puntos del horizonte vinculados a salidas solares específicas, y Kalasasaya marca perfectamente los solsticios. Que una sociedad haya logrado tanta exactitud ha llevado a algunos a postular influencias externas; no obstante, la mayoría de investigadores atribuye estos logros a un profundo conocimiento empírico del cielo andino. El legado altiplánico nos deja así la imagen de una urbe sagrada cuyos secretos –como las finísimas decoraciones líticas que aún se desentierran– siguen emergiendo lentamente, planteando nuevos misterios sobre la religión y ciencia de Tiwanaku.
Andes (zonas andinas fuera del Altiplano)
Culturas y cronología: En el resto de los Andes (especialmente la costa y sierra de Perú, además de zonas andinas de Ecuador y Colombia), la tradición piramidal tiene orígenes antiquísimos y continuidad hasta época incaica. En la costa norte-central de Perú se hallan pirámides tan antiguas como las de Egipto: la Civilización Caral-Supe (también llamada Norte Chico) construyó hacia 3000 a.C. varias pirámides de piedra y tierra, siendo Caral la ciudad más emblemática. Caral (Lima, Perú) se desarrolló c. 3000-1800 a.C. y presenta seis pirámides mayores; la Pirámide Mayor de Caral mide 150×110 m de base y 28 m de altura, con más de 5.000 años de antigüedad confirmados por dataciones (alrededor de 3000 a.C.). Es la ciudad más antigua de América conocida, precedente de un largo desarrollo arquitectónico andino. Durante el período Formativo (2000-300 a.C.), numerosas culturas erigieron templos piramidales: Sechín Alto (Casma, ~1600 a.C.) posee una enorme pirámide-plataforma de 250×300 m; Chavín de Huántar (Áncash, 1200 a.C.) incluye plataformas en U con escalinatas; Paracas y Nazca en la costa sur (500 a.C.–500 d.C.) construyeron centros ceremoniales con pirámides de adobe, como Cahuachi (40 montículos). En el período Clásico Regional destacan las pirámides de la costa norte de Perú: la cultura Moche (100-800 d.C.) levantó imponentes pirámides de adobe como la Huaca del Sol y la Huaca de la Luna en el valle de Moche. La Huaca del Sol (siglo V d.C.) fue un centro político-administrativo, con ~43 m de altura y 5 terrazas escalonadas – de hecho, es la estructura de adobe más grande de América, construida con unos 140 millones de adobes. Contemporáneamente, la cultura Lambayeque/Sicán (700-1375 d.C.) edificó el complejo de Túcume (siglo XI d.C.) con 26 pirámides de adobe de hasta ~40 m de alto, en torno al Cerro La Raya. Más al sur, la cultura Wari (600-1000 d.C., Ayacucho) implementó ushnus piramidales en sus ciudades (aunque sus estructuras más conocidas son recintos amurallados). Con la llegada del Imperio Inca (s. XV), la construcción de grandes pirámides cesó en términos de nuevos edificios – los incas preferían plataformas bajas (ushnus) y recintos trapezoidales – pero incorporaron pirámides preexistentes en su sistema religioso. Por ejemplo, los incas veneraron la Piramide de Pampa de las Llamas-Moxeke (Casma) de épocas anteriores, e incluso al expandirse hacia el sur (Chile) aparentemente inspiraron a los mapuches a erigir túmulos cónicos (cuel) en el siglo XIV. En suma, la cronología andina de pirámides va desde ~3000 a.C. (Caral) hasta ~1500 d.C. (construcciones tardías Lambayeque e influencias incaicas).
Ejemplos principales: Algunos ejemplos representativos en distintos rincones andinos:
Sitio / Pirámide (Cultura) | Ubicación (Coordenadas) | Período | Descripción y propósito principal |
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Caral – Pirámide Mayor (Civilización Caral-Supe) | Supe, Perú<br/>(10°53′37″S, 77°31′13″O)es.wikipedia.org | ~2600 a.C. | Una de las pirámides más antiguas de América (Caral data de ~3000 a.C.). Base 150×110 m, altura 28 m, con una monumental escalinata frontal y plaza circular hundida adosada. Construida con piedra y barro, reforzada con bolsas de fibra vegetal (shicras). Uso ceremonial: era el edificio central de Caral, dominando la plaza pública donde se realizaban ferias rituales. En la cima tenía altares de fuego e indicadores astronómicos. Representa un centro teocrático donde probablemente se concertaban ofrendas para propiciar la fertilidad (no se han hallado armas ni murallas en Caral, evidenciando un poder basado en religión y comercio pacífico). |
Huaca del Sol (Cultura Moche) | Valle de Moche, Perú<br/>(8°07′56″S, 78°59′41″O) | ~500 d.C. | Pirámide de adobe de ~43 m de altura, la mayor de las dos huacas principales de la capital Moche. Construida con millones de ladrillos (muchos marcados con signos de clanes, sugiriendo trabajo comunitario). Tenía 5 niveles o terrazas; su plataforma superior de 18 m soportaba una pirámide más pequeña de 23 m, sumando 43 m. Fue centro político-administrativo de los Moche y probable residencia del gobernante (Huaca del Sol), mientras la vecina Huaca de la Luna fungía como centro religioso. Sufrió destrucción parcial por los españoles (desviaron el río para erosionarla y buscar tesoros). Aún así, quedan enormes muros inclinados. Cumplió funciones ceremoniales y de prestigio: en su cúspide se habrían llevado a cabo rituales estatales y exhibición de poder. |
Túcume – Pirámides de Purgatorio (Cultura Lambayeque/Sicán) | Lambayeque, Perú<br/>(6°30′S, 79°52′O) | 1100-1500 d.C. | Complejo conocido como el Valle de las Pirámides: 26 pirámides de adobe dispuestas alrededor de un cerro central (Cerro Purgatorio). Cada pirámide mide entre 20 y 40 m de alto, con bases rectangulares de hasta 100 m. Construidas por la cultura Sicán y reutilizadas por chimúes e incas. Eran templos, palacios y plataformas funerarias – en una de ellas se halló la Tumba del Señor de Sicán (enterramiento de élite con oro). Usos múltiples: administrativas (almacenamiento de tributos), residenciales (curacas) y ceremoniales (sacrificios a deidades marinas y lunares). Este sitio ilustra la proliferación de pirámides en la costa norte hasta época tardía. |
Vilcashuamán – Ushnu del Templo del Sol (Inca) | Ayacucho, Perú<br/>(13°39′10″S, 73°56′20″O) | ~1450 d.C. | Estructura piramidal incaica (rara para su arquitectura). Es un ushnu de cinco plataformas de piedra finamente ensamblada, con doble escalinata central. Coronado por un trono litúrgico de dos asientos tallados en andesita, donde el Inca y la Coya presidían ceremonias. Servía para rituales estatales (ofrendas de chicha, proclamaciones) y observaciones solares – está alineado con puntos del horizonte usados como marcadores agrícolas. Representa la asimilación inca de la idea piramidal: un altar elevado al aire libre, integrando lo político y lo sagrado. Es único en su tipo dentro del Imperio Inca, evidencia de la influencia de tradiciones locales en la arquitectura estatal. |
Fines y propósitos: Las pirámides andinas cumplieron roles integrales en la religión estatal y economía ceremonial. En Caral, las pirámides eran el corazón de una sociedad que no conocía la guerra: allí se congregaba la población para rituales de música (se hallaron 32 flautas y 38 cornetas en un templo), intercambios y festividades vinculadas al calendario agrícola. Cada pirámide de Caral tenía fogones centrales donde se quemaban ofrendas (restos de sardinas secas, mates, semillas) a sus dioses, sugiriendo culto a la fertilidad y a ancestros. En periodos posteriores, como en las culturas Moche y Lambayeque, las pirámides combinaban funciones político-religiosas: la Huaca del Sol albergaba al gobernante-sacerdote y administraba bienes (se han encontrado depósitos con cerámica y metales), mientras la Huaca de la Luna era escenario de sacrificios humanos al dios de la Montaña y la lluvia – algunos muros muestran frescos con deidades y evidencias de sangre sacrificada. Esto indica que las pirámides costeñas eran auténticos centros de poder teocrático-militar. En Lambayeque, cada nueva dinastía construía su propia pirámide-palacio, evidenciando un sistema en el que los edificios reflejaban la genealogía y continuidad del Estado (similar a Egipto en este aspecto). Astronomía y calendario también estuvieron presentes: por ejemplo, en Sechín Alto su eje principal apunta al solsticio de verano, y en Chankillo (costa norte, 300 a.C.) un complejo de colinas con 13 torres y plaza fortificada sugiere la primera “observatorio solar” de América. Si bien Chankillo no es pirámide, indica la mentalidad astronómica de la época que sin duda influyó en la orientación de las pirámides. En el mundo inca, las pocas estructuras piramidales (como el ushnú mencionado) servían de trono ceremonial desde el cual el Inca se mostraba al pueblo y realizaba ofrendas al Sol, reforzando su imagen de hijo del Sol. Adicionalmente, los incas fomentaron la construcción de cuel (montículos cónicos) en tierras mapuches de Chile posiblemente para establecer lugares de ritual en el territorio recién conquistado – estos túmulos de 40 m de alto, aunque simples, reflejan un uso simbólico del paisaje similar al de las pirámides: marcar la presencia del Estado y santificar el terreno.
Técnicas constructivas: La diversidad andina se refleja en las técnicas. En la costa árida peruana, se usó ampliamente el adobe (ladrillos de barro secados al sol). Huaca del Sol, por ejemplo, se construyó con adobes modulares; los Moche incluso “firmaban” los ladrillos con símbolos (quizá de comunidades aportantes), permitiendo a arqueólogos identificar más de 100 marcas distintas de talleres. Los adobes se colocaban en hiladas inclinadas para formar los taludes piramidales, con capas superpuestas en eventos constructivos periódicos (se cree que Huaca del Sol se erigió en al menos 8 etapas). Para evitar colapsos por sismos, incorporaban muros de contención transversales y rellenos de cantos rodados que absorben movimientos sísmicos – una técnica antisísmica adelantada. En la costa central (Lima), las pirámides de Pachacamac y Puruchuco en época Ychsma (1100-1400 d.C.) usaron adobitos pequeños colocados en forma de librillo (técnica “quincha”) para mayor flexibilidad sísmica. En la sierra, se combinaba piedra y barro: Chavín empleó megalitos labrados con ductos de ventilación en su templo (para efectos sonoros); Tiahuanaco, como ya se explicó, talló piedras con precisión y las engarzó con grapas metálicas; Los incas, en Vilcashuamán, cortaron andesita con tal perfección que su ushnu parece hecho con tecnología moderna (pero era trabajo experto de canteros). Asimismo, las construcciones andinas muestran planeación urbana: Caral presenta barrios residenciales alineados con sus pirámides, separando espacios públicos de privados; las pirámides están dispuestas según ejes cardinales y astrales (la “Pirámide Central” de Caral está orientada al punto donde sale el Sol cierto día del año). Un rasgo notable es el uso de plazas hundidas frente a pirámides (Caral, Pukará, Tiwanaku) – esto crea un juego de niveles (cielo – plataforma elevada, tierra – plaza deprimida, inframundo – canal subterráneo) integrando la cosmovisión en la arquitectura. En Lambayeque, las pirámides de Túcume están alineadas alrededor del cerro central a distancias proporcionadas, posiblemente siguiendo conceptos de cosmogonía local (cerro = eje, pirámides = cerros secundarios). En suma, las técnicas iban más allá de lo material para incorporar espacio, paisaje y cosmos como “materiales” de construcción.
Enigmas y misterios: El mundo andino temprano todavía revela sorpresas. Un anuncio reciente (2022) agitó el ámbito arqueológico: en los Llanos de Moxos (Amazonía boliviana), mediante LiDAR, se descubrieron restos de ciudades prehispánicas con pirámides que hasta entonces permanecían ocultas bajo la selva. Se identificaron plataformas de hasta 22 hectáreas con templos en U y pirámides cónicas de hasta 21 m de altura (sitios de la cultura Casarabe, 500-1400 d.C.). Este hallazgo reescribe la visión de la Amazonía, demostrando que también allí hubo construcciones piramidales significativas, un urbanismo de baja densidad complejo. Aún no sabemos qué rituales se realizaban en la cúspide de esas lomas (¿quizá relacionados con lluvias en una región de inundaciones estacionales fuertes?), por lo que es un enigma abierto.
Otro misterio notable es la antigüedad de Caral: durante mucho tiempo se pensó que civilizaciones andinas iniciaron ~1200 a.C. (Chavín), pero Caral desplazó esa fecha atrás por milenios. ¿Cómo pudo una sociedad tan temprana construir una ciudad planificada con seis pirámides sin haber desarrollado alfarería ni (que sepamos) escritura? La arqueóloga Ruth Shady plantea que Caral prosperó gracias a la agricultura de irrigación y al comercio de productos de costa y sierra, permitiendo especialización social. Aun así, la ausencia de evidencias de guerra en Caral es intrigante: ¿una civilización próspera y monumental basada sólo en influencia ideológica? Este “modelo Caral” desafía la teoría de que las grandes construcciones requieren estados militares o coercitivos; aquí pareciera que la religión y el comercio bastaron para movilizar el trabajo comunitario.
En la costa norte, un enigma macabro rodea a las pirámides de Pampa Grande (fase final moche): en la cúspide de una pirámide se hallaron restos quemados del que pudo ser el último gobernante moche junto a artefactos destruidos, lo que algunos interpretan como un acto de “auto-sacrificio” del estado Moche ante catástrofes climáticas (mega Niños) o invasión. Las huellas de incendio deliberado en monumentos sugieren rituales extremos cuyo significado se discute (¿colapso social, ceremonias apocalípticas?).
En épocas incaicas, vale mencionar que los incas transportaron simbólicamente la esencia de pirámides andinas a Cuzco: en la capital, aunque no había pirámides, existía un ceque o sistema radial de huacas y ushnus que reproducía conceptualmente el paisaje sagrado. El famoso intihuatana (piedra de amarre del sol) de Machu Picchu en cierto modo es la cúspide de una “pirámide natural” (la montaña) adaptada arquitectónicamente con terrazas – un recordatorio de que las pirámides americanas a veces son mitad naturaleza, mitad creación humana. Finalmente, en el extremo sur andino, los estudios de Dillehay sobre los cuel mapuches abren interrogantes: ¿fueron realmente influenciados por los incas o son anteriores? 300 túmulos cónicos en Lumaco (Chile) de hasta 40 m de alto son un número sorprendente; si se confirman como prehispánicos, indicarían que incluso pueblos que no construían en piedra adoptaron la idea de “elevar tierra sagrada” quizás por contacto cultural.
En conclusión, el fenómeno piramidal en América es polifacético pero conectado: desde las primeras plataformas de tierra de hace 5.000 años en los Andes, pasando por las majestuosas pirámides mayas en la selva, hasta los montículos ceremoniales de las llanuras norteamericanas, todos comparten la noción fundamental de acercar lo humano a lo divino elevando el terreno. Sus técnicas ingeniosas, alineaciones cósmicas y enigmas (como ciudades perdidas bajo el mar o en la jungla) continúan inspirando investigaciones transdisciplinares. Cada pirámide, sea de barro, piedra o sumergida en las profundidades, es un legado monumental que nos habla del ingenio y la espiritualidad de las civilizaciones americanas antiguas, y cuyo entendimiento pleno sigue desarrollándose a medida que la ciencia desentraña sus secretos.
Bibliografía y fuentes citadas:
- Datos arqueológicos de Cahokia (Illinois) y cultura misisipiana: UNESCO World Heritage Centre – Cahokia Moundswhc.unesco.org; Wikipedia (es) – Cahokia.
- Informe UNESCO sobre Poverty Point (Luisiana) y Watson Brake: Cerros monumentales de Poverty Point; World History Encyclopedia (Mark Cartwright) – Diez grandes montículos…worldhistory.org.
- Detalles constructivos de Monks Mound en Cahokia: Wikipedia (es) – Cahokia.
- Comparación de base de Monks Mound con pirámide de Giza: ORIAS Berkeley – Cahokia.
- Cronología y características de pirámides mesoamericanas: Arqueología Mexicana – Pirámide del Sol; National Geographic Viajes – Serpiente de Chichén Itzá; Wikipedia (es) – Gran Pirámide de Cholula.
- Fenómeno astronómico en Kukulkán, Chichén Itzá: National Geographic Viajes (2024).
- Volumen y dimensiones de Cholula: Travesías Digital – Pirámide de Cholula; Wikipedia (es) – Gran Pirámide de Cholula.
- Pirámides de Tikal y función funeraria: datos generales basados en reportes del Proyecto Tikal (Universidad de Pennsylvania) y inscripciones mayas (no citados en el texto por brevedad).
- Pirámides sumergidas de Cuba (Proyecto Exploramar 2001): Gizmodo en españoles.gizmodo.com.
- Cultura Taína y ausencia de pirámides: síntesis basada en Taínos ORIAS; no se encontraron citas específicas porque se trata de la ausencia de evidencia.
- Pirámide de Akapana, Tiwanaku: Linda Manzanilla (IIA-UNAM) – Akapana, una pirámide en el centro del mundo; MapayMoChila – Tiwanaku misteriosamapaymochila.es.
- Datos técnicos Akapana: MapayMoChilamapaymochila.es.
- Función ceremonial Tiwanaku y ushnus: Wikipedia (es) – Ushnu.
- Precisiones de Kalasasaya y alineación solar: MapayMoChila.
- Caral, antigüedad y dimensiones: Wikipedia (es) – Caral, .
- Huaca del Sol, dimensiones y uso: Wikipedia (es) – Huacas del Sol y de la Luna.
- Número de pirámides en Túcume (26) y altura ~40 m: SmartGuide – Pirámides de Túcume.
- Túmulos mapuches (cuel) en Lumaco: Wikipedia (es) – Pirámide inca.
- Descubrimientos en Llanos de Moxos (Casarabe, LIDAR 2022): EFE vía 20minutos.
- Orientación de Pirámide del Sol y dedicatoria: Arqueología Mexicana.
No existe un número exacto y definitivo de cuántas pirámides se construyeron en la América precolombina, ya que:
- Muchos sitios aún no han sido excavados o descubiertos (especialmente en la Amazonía y zonas selváticas).
- Algunas estructuras han sido destruidas por el tiempo, saqueos, agricultura o urbanización.
- Lo que consideramos “pirámide” puede variar: desde montículos de tierra hasta plataformas de adobe o piedra con escalinatas y templos en la cima.
Sin embargo, con base en la información arqueológica conocida hasta 2025, se pueden hacer estimaciones aproximadas por región:
📍 América del Norte (Estados Unidos)
- Cultura misisipiana y otras construyeron más de 1.000 montículos piramidales (de tierra), principalmente en el valle del Misisipi, Ohio y Luisiana.
- Ej.: Cahokia tenía más de 120 montículos ceremoniales.
📊 Estimación: 1.000–1.500 pirámides/montículos.
📍 Mesoamérica (México, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador)
- Civilizaciones como olmeca, maya, zapoteca, teotihuacana, tolteca, mexica (azteca) y otras levantaron miles de pirámides escalonadas de piedra o adobe.
- Solo la civilización maya dejó más de 2.000 ciudades y centros ceremoniales con al menos una pirámide.
- Sitios como Chichen Itzá, Tikal, Calakmul, Teotihuacán, Monte Albán, Cholula, etc., contienen docenas de pirámides cada uno.
📊 Estimación conservadora: >4.000 pirámides.
📍 Caribe
- No se han encontrado pirámides monumentales en el Caribe insular (taínos, caribes, siboneyes).
- Existen rumores de estructuras sumergidas cerca de Cuba, pero no confirmadas arqueológicamente.
📊 Estimación: 0 pirámides reconocidas.
📍 Altiplano (Tiwanaku, Pukará, Colla, Inca temprano)
- Pirámides principales como Akapana, Pumapunku, y otras estructuras escalonadas en la cuenca del Titicaca.
- Tiwanaku tenía al menos 5 plataformas/pirámides principales, más varias estructuras menores.
📊 Estimación: 20–40 pirámides/plataformas ceremoniales.
📍 Andes y costa del Pacífico (Perú, Ecuador, norte de Chile)
- Culturas como Caral-Supe, Moche, Lambayeque, Chavín, Nazca, Wari, Chimú, Inca y otras construyeron cientos de pirámides de adobe o piedra.
- Solo en Túcume (Perú) hay 26 pirámides. En Caral, otras 6. Y cientos más en huacas y centros ceremoniales.
📊 Estimación: 500–1.000 pirámides.
📍 Amazonía y Resto de América del Sur
- Nuevos descubrimientos (ej. Casarabe en la Amazonía boliviana, con LiDAR) revelan decenas de pirámides-plataformas hasta ahora ocultas bajo la selva.
- Investigaciones apenas están comenzando en estas regiones.
📊 Estimación preliminar: 50–100 pirámides conocidas, potencialmente muchas más.
✅ TOTAL ESTIMADO EN AMÉRICA PRECOLOMBINA
Entre 6.000 y 8.000 pirámides, considerando estructuras piramidales mayores y medianas conocidas hasta la fecha.
🔎 Este número podría aumentar considerablemente con el avance de tecnologías como LiDAR y nuevos hallazgos en regiones poco exploradas (Amazonía, norte de México, sur de Chile, etc.).